Los videojuegos son unos juegos electrónicos que combinan la
parte de video (con soporte visual de imagen (video y fotografía) y el soporte
auditivo (música y voces)) junto con la parte lucrativa y lúdica del juego.
Tuvieron su máximo auge a finales de la década de los 70 y
desde entonces, han ido evolucionando favorablemente su resolución y definición
de pantalla, la calidad de imagen y sonido, sistemas de bits y el procesamiento
gráfico del juego (al principio eran abstractos y en dos dimensiones y
actualmente son más reales y en tres dimensiones).
Se puede interactuar con ellos de forma individual o grupal.
Pueden estar controlados desde un ordenador, una
videoconsola hasta en un dispositivo portátil (Tablet/IPAD o teléfono
móvil).
Por una parte, sus dispositivos de entrada pueden ser
variados: teclado de ordenador (con unas teclas determinadas y flechas de
dirección), ratón/mouse del ordenador (botones de mando y la rueda), pantallas
táctiles, joystick (con la palanca y las
flechas de dirección o de colores), mando (estos dos últimos con la
videoconsola) o detector de movimiento (Wii).
Como se puede observar, varían en condición del tipo de control del que
provenga. Por otra parte, los dispositivos de salida van desde un monitor,
pantalla o televisión.
Sus programas han ido evolucionando al paso del tiempo:
cartuchos, discos, CD-ROM, tarjetas de memoria y online por Internet.
Respecto a sus temas y géneros pueden ser de lo más variado:
acción y aventura, misterio, educativos, rol y estrategia, simulación,
deportes, baile/canto, habilidad, inteligencia…
Desde su creación, han recibido numerosas críticas; no
obstante, en su justa medida de tiempo, también pueden resultar beneficiosos
para nuestros hijos. Entre
algunas de sus ventajas
se podrían citar las siguientes:
· Favorecen la
organización espacio-temporal y la coordinación oculomotora.
· Desarrollo de
destrezas básicas, así como mejorarlas y aumentarlas: rapidez de reflejos, la memoria
y la rapidez de razonamiento.
· Puesta en práctica de
estrategias y desarrollo de habilidades.
· Desarrollo del
instinto de superación.
· Aumentar la
estimulación de la concentración (en cierta medida, adecuados para niños con
Trastorno por Déficit de Hiperactividad (TDH) o
Trastorno por Déficit de Atención (TDA)).
· Algunos de estos
juegos pueden facilitar a niños que presenten algún tipo de discapacidad ya que
les ayuda a comunicarse con el adulto (en el caso de que el niño no posea lenguaje oral), así como también aprender la lección de
clase de una forma visual e interactiva puesto que no pueden acceder mediante
las medidas ordinarias.
El
uso de los videojuegos también cuenta con algunos inconvenientes, que se
pueden resumir en las siguientes:
·
Precio elevado (en Internet
hay gratuitos a los que se puede acceder de forma online).
·
Producir nerviosismo y
ansiedad (altera el Sistema Nervioso).
·
Transmitir valores
inadecuados.
· Provocar un cierto
retraso en el proceso de socialización e incluso aislamiento, tanto familiar
como social.
·
Excesiva estimulación de
concentración: falta de atención hacia su entorno.
· Adicción y compulsión (tecnoadicción):
el reto de hallar nuevos trucos para ser más hábiles, hace que tenga un
enganche para seguir jugando.
Desde hace unos
años han ido saliendo al mercado diversos juegos educativos que pueden ayudar
en el aprendizaje significativo de nuestros hijos y fomentar a que éste sea óptimo
ya que les ayuda a asentar las lecciones que ya han dado en clase o que vayan a
dar próximamente y despertar su curiosidad sobre el tema, de una forma instructiva,
lúdica, entretenida e interactiva. Hay que saber seleccionar estos programas,
entre los cuales se pueden encontrar: Pipo
(y su colección), Trampolín (y su
colección), Cuadernos Digitales
(sumas, restas, multiplicaciones, divisiones), J-CLIC, Nicoland, entre otros.
A modo de conclusión, es recomendable que el niño no esté
mucho tiempo jugando con el videojuego (máximo una hora diaria) ya que la
visión se cansará al estar expuesta delante de la pantalla o momitor y acelerará
su sistema nervioso y sería óptimo para él, que fuera durante los fines de
semana como una recompensa por su buen comportamiento a lo largo de la semana y
al haber terminado sus tareas escolares. En caso de que sea entre semana, su
duración máxima diaria recomendada sería una media hora (no más tiempo por
mucho que insista que sólo cinco minutos más) y siempre porque el niño se haya
portado bien y haya acabado sus tareas escolares. Si el niño ha tenido un mal
comportamiento tanto en casa como en el colegio o no ha acabado sus deberes,
ese día o fin de semana no jugará. Se esconderá el juego o la máquina hasta la
siguiente semana y así sucesivamente. Tiene que entender que es un premio, y
que para ganárselo, tiene que tener una buena conducta y cumplir con sus tareas
escolares.
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