La autoestima es
el sentimiento que tenemos sobre nosotros mismos, nuestro ser, quienes somos y de
nuestra valía (competencias, habilidades, cualidades, talentos). Asimismo es el
concepto de cómo nos ven las personas que nos rodean (familiares, amigos,
profesores).
Está basada por todos aquellos pensamientos, sentimientos,
sensaciones, emociones, impresiones, evaluaciones, creencias, circunstancias y las
experiencias que vamos viviendo, adquiriendo (consciente e inconscientemente) y
recogiendo en todo momento, formando así a un individuo único e idiosincrásico.
Dichos procesos variarán en torno a nuestra personalidad y carácter como
también influirán otros factores: el contexto físico en el que suceda, las
relaciones que establezcamos a lo largo de nuestra vida, el momento sentimental
que estemos atravesando y la sensación y emoción que sintamos y experimentemos en
esa situación determinada, siendo todo ello en conjunto lo que formará la identidad
de la persona sobre sí misma como un todo global.
Muchas veces se confunde el término de autoestima con el de
autoconcepto ya que a pesar de tener diferente terminología, pueden estar
íntimamente relacionados. El autoconcepto
es una parte importante de la autoestima y se puede definir como el conocimiento,
concepto e imagen que tiene una persona sobre sí misma y como ésta interactúa a
nivel social. Una vez esté formado el autoconcepto, entonces construiremos
nuestra autoestima. Por lo general, cuando una persona tiene un alto
autoconcepto sobre sí mismo, su autoestima también lo será y viceversa.
Tanto los adultos como niños y adolescentes, tenemos
altibajos en relación a nuestra autoestima. Al estar en un ritmo de vida lleno
de cambios constantes y fluctuantes, puede afectar a que nuestra autoestima no
se mantenga estable. Nuestra
personalidad se va a adquiriendo desde el momento que nacemos y podemos ir
aprendiendo, cambiando o mejorándola al paso del tiempo. Sin embargo, a partir
de los 5 ó 6 años es cuando comenzamos a formar nuestra autoestima. A pesar de
los cambios que sucedan a lo largo de su vida, la autoestima de las personas se
suele clasificar en dos tipos:
AUTOESTIMA ALTA/POSITIVA
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AUTOESTIMA BAJA/NEGATIVA
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· El individuo está satisfecho
consigo mismo (física como psicológicamente) y confía plenamente en su
potencial (autoeficaz, alta autoconfianza y alto autoconcepto) y siente que
puede hacer todo lo que se proponga con una actitud optimista y valiente. Si
se presentase alguna dificultad u obstáculo, sigue luchando firmemente de
modo constante hacia la meta.
· En caso de que fracase, lo
atribuirá a una mala suerte externa y volverá a intentarlo o por la misma vía
con alguna variación o pensará en una nueva alternativa. Para estas personas,
los fracasos se presentan como nuevos retos a conseguir.
· Siempre tiene una opinión clara y
no tiene problemas a la hora de defender su postura o exponer sus puntos de
vista de una forma expositiva, asertiva y positiva. No se deja manipular por
los demás, aunque esté dispuesto a ayudar y colaborar cuando lo crea
apropiado o conveniente.
· Le resulta fácil empatizar con otra
persona, reconociendo fácilmente sus emociones y respetando con tacto los
temas más delicados.
· Suelen ser personas seguras de sí
mismas, sociables, extravertidas y disfrutan al realizar varias actividades
al mismo tiempo y hacer nuevas amistades. Aceptan las críticas asertivamente
y comprensivamente. A veces si no se les frena, inconscientemente pueden llegar
a resultar algo prepotentes. Para finalizar, suelen tener tendencias a
posturas positivas/optimistas y luchadoras.
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· Al no sentirse satisfecho consigo
mismo, el individuo tiene recurrentes sentimientos de inferioridad acerca de
sí mismo (física y psicológicamente) y no confía en que pueda realizar una
determinada actividad (no se siente autoeficaz, baja autoconfianza y bajo
autoconcepto). Otros sentimientos obsesivos que posee son: depresivos,
neuróticos, frustración y culpabilidad.
· Si se diera el caso de que fracasase
en una determinada tarea, lo atribuirá a una causa interna y en raras
ocasiones lo volverán a intentar.
· Necesita la aprobación constante de
otra persona de confianza y es bastante inseguro a la hora de actuar
(indecisión constante). A veces prefieren callar en una reunión por miedo a
equivocarse o meter la pata.
· Al no tener una opinión clara,
resulta bastante fácil de manipular y si hace una determinada acción es
posible que sea para no desagradar al otro o pensar que si se niega, éste se
puede enfadar con él/ella. Les resulta difícil decir que “NO” por miedo a no
complacer.
· Suelen ser personas autocríticas,
introvertidas, tímidas e hipersensibles a las críticas recibidas por otras
personas ya que se sienten fácilmente heridos, atacados y vulnerables. Tienen
altos niveles de ansiedad. Pueden a llegar a ser muy perfeccionistas,
autoexigentes y hostiles. Por último, suelen tener tendencias a posturas
defensivas negativas/pesimistas y victimistas.
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A base que el sujeto va creciendo, atravesará distintas
etapas en su desarrollo e irá adquiriendo unos determinados aprendizajes que le
ayudarán a adaptarse y evolucionar como persona en su día a día durante toda su
vida. El siguiente cuadro compara la edad evolutiva y las características del niño/adolescente
en relación con su autoestima en diferentes áreas:
5/6-12 AÑOS
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12-18 AÑOS
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Ha terminado el ciclo de Educación Infantil y comienza la
nueva etapa de Educación Primaria. A esta edad hay niños/as que han tenido
una mayor facilidad en el proceso de aprendizaje de la lectura y escritura,
pintar dentro de la línea del dibujo, desarrollar la motricidad fina y gruesa
o adquirir su autonomía personal (control de esfínteres, vestirse por sí
mismo, comer solo); mientras que otros niños/as lo lograrán en un período
posterior.
Por un lado, en el ámbito familiar es posible que
sea comparado en las áreas deportivas, académicas, comportamiento en casa…
respecto a sus hermanos mayores o menores, haciendo que se sienta inferior.
Por otro lado, en el ámbito escolar podrán observar
como un compañero de su clase es más extrovertido y sociable para al hacer nuevos
amistades o destaca en una nueva asignatura (las matemáticas por ejemplo) o al contrario, el niño/a tiene más aptitudes
en una materia que sus compañeros de aula presentan dificultades.
Desde pequeños deben aprender a luchar por conseguir hacer
realidad sus objetivos y sueños, como llevarlos a cabo, sentirse bien consigo
mismos al ver que lo han logrado de una forma exitosa y como el esfuerzo invertido
ha valido la pena. En caso de que no lo hayan conseguido a la primera,
enseñarles a que no se pongan tristes y motivarlos a que lo vuelvan a
intentar. Roma no se conquistó en un día. ¡Ánimo, cariño y motivación
constantes!
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Tras acabar la Educación Primaria,
inicia la etapa de Secundaria y posteriormente Bachillerato o incorporación
al mundo laboral. A esta edad, el pre-adolescente ha aprendido a luchar por
sus objetivos y sabe que si le dedica esfuerzo y dedicación constante, puede
conseguir todo aquello que se proponga. Esta lección aprendida previamente, perpetuará
durante su período de la adolescencia.
La máxima preocupación del joven
es su identidad, es decir, como se ve a sí mismo respecto a los
demás; conoce sus posibilidades, habilidades, puntos fuertes y capacidades; a
diferencia de la etapa anterior, es independiente a la hora de tomar sus
propias decisiones y se siente seguro consigo mismo y confiado a medida que
avanza hacia su futuro.
Físicamente su cuerpo está
comenzando a cambiar: chicos (cambio en
la piel, crecimiento del vello corporal, cambio en la voz, cambio en la forma
y el tamaño del cuerpo y cambio en su órgano reproductor masculino) y
chicas (cambio en la piel, crecimiento
del vello corporal, cambio forma del cuerpo, crecimiento del pecho y
menstruación). En caso de que se guste a sí mismo, se verá mucho más
atractivo y su autoestima, por lo general, también será más alta que un joven
que no se guste. Puede darse el caso que se compare con sus iguales para observar
las similitudes y diferencias entre ambos.
Psicológicamente también es
posible que sufra alguna modificación: más extrovertido o introvertido,
cambio de aficiones, nuevo grupo de amistades...
Por un lado, en el ámbito
familiar, la autoestima le sucederá como en la etapa anterior porque es probable
que sea comparado en las áreas deportivas, académicas, comportamiento en casa
con los padres (problemas generacionales), nivel de socialización con los
amigos… respecto a sus hermanos mayores o menores, otros familiares o incluso
amigos cercanos, haciendo que tenga sentimientos de inferioridad.
Por otro lado, en el ámbito
escolar, las comparaciones a su vez se harán a nivel de estudios,
resultados académicos, personalidad, relaciones personales y sociales,
relaciones afectivas y responsabilidades.
A todos estos aspectos hay que
añadirle aquellos conflictos de la infancia que no se resolvieron en su
momento y resurgirán nuevamente junto a otros conflictos que irán apareciendo
y tendrá que afrontar.
En la fase de crisis
de identidad, el joven se cuestiona recurrentemente, alguna
preocupación e incluso una opinión de sí mismo que haya adquirido
anteriormente. Si se diera el caso que es otra persona la que ofrece
cualquier valoración/opinión, es probable que la rechace ya que le produce sentimientos
de confusión e inseguridad a cerca de sí mismo y negándose a recibir otra
aprobación/consejo en el futuro. Son hipersensibles y vulnerables ante
cualquier crítica recibida, así que si se le hiciera alguna, cabría hacerla
con mucho respeto, tacto y sin ofender ya que se lo tomará a nivel personal y
puede llegar a afectarle o herirle.
Si el adolescente termina esta
etapa con una autoestima alta, fuerte y bien afianzada, podrá adentrarse en
la transición de la vida adulta con buena parte de los cimientos necesarios
para llevar una vida productiva y satisfactoria.
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A continuación indicaré algunas indicaciones/pautas y factores que pueden favorecer y potenciar para
tener una buena autoestima:
·
AUTOESTIMA POSITIVA: favorecer y
potenciar la autoconfianza del
sujeto para desarrollar una actitud positiva de que puede realizar lo que se
proponga, sin tener miedo al fracaso. Es importante recalcarle que las
expectativas tienen que ser realistas y animarles y motivarles a que pueden conseguir
el éxito.
·
DESARROLLAR SUS PUNTOS FUERTES INDIVDUALES:
favorecer y potenciar la autoconciencia
del individuo para que sean conscientes de cuáles son sus actitudes, aptitudes
(capacidades) y rasgos de personalidad positivos que poseen. También conviene
destacar las cualidades propias que le caracterizan o enseñarle cuales son y
darle la oportunidad para que puedan descubrirlas y ponerlas en práctica. Es
importante aceptarle tal y como es y hacer énfasis en sus aspectos positivos.
Se puede hacer mención de los negativos, pero no incidir o “atacar” sobre
ellos.
·
COMUNICACIÓN: favorecer y potenciar la comprensión para relacionarse con los
demás y a mejorar en las relaciones interpersonales. Para ello es interesante
que sepa expresarse coherentemente con el lenguaje verbal y no verbal, fomentar
la escucha activa y mantener una actitud comprensiva, positiva y atenta con su
interlocutor.
·
RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS: favorecer y
potenciar la independencia del
individuo a la hora de tomar sus propias decisiones. Para ello, la persona debe
aprender el proceso de toma de decisiones: primero debe saber en qué consiste
el problema, a continuación analizar las alternativas posibles (pros y contras
de cada una), después reflexionar cuál de ellas podría solucionar dicho
problema y por último, poner en práctica aquella que resulte más efectiva. Antes
de tomar una determinada decisión o solución, es importante que no se deje influir
por los comentarios de los otros, reflexione bien y no se deje llevar por el
impulso del momento o sea pasivo en cuanto a la toma de decisión y sopese las
consecuencias que acarree cada alternativa.
·
SOCIABILIDAD: favorecer y potenciar la cooperación e interacción con las personas de su entorno social. Para ello debe
tener una serie de técnicas para exponer sus argumentos de forma concisa y
coherente, como defender de forma asertiva (no agresiva) su punto de vista u opinión
en caso de que no sea correspondida con la del otro y como enfrentarse ante
alguna burla o comentario ofensivo. Es muy importante el empleo del sentido del
humor.
·
PLANTEAMIENTO DE OBJETIVOS: favorecer y
potenciar la automotivación para que
sea capaz de escoger los objetivos que desea lograr, así como el plan adecuado
y elaborado para llegar al éxito. Hay que enseñarle los siguientes factores: sentido
y valor de los objetivos, refuerzos adecuados, objetivos alcanzables,
motivación y una secuenciación adecuada de tareas.
·
CAPACIDAD DE NO RENDIRSE ANTE LAS
ADVERSIDADES: favorecer y potenciar la perseverancia
y constancia al individuo, que
entienda y valore lo que es el esfuerzo personal y lo que esto supone. Cuando
se presente alguna adversidad u obstáculo en el camino, debe seguir hacia adelante.
A su vez, debe aprender a valorar el esfuerzo y saber que los errores o
fracasos no son malos, sino que son nuevos retos para seguir luchando y en
ocasiones, pueden enseñarnos para el futuro y no caer de nuevo en los mismos. A
veces para conseguir lo que uno quiere requiere trabajo, dedicación y
constancia, no es un castigo. Es posible que algunos consigan la meta mediante
otros medios o con poco esfuerzo, pero no por eso hay que dejar de luchar. Si
es importante, se luchará por ello. En caso de que fracase, no debe sentirse
mal, sino levantarse y volverlo a intentar. Como dice el proverbio chino: si te caes siete veces, levántate ocho.
El error puede ser tanto externo como interno, pero no hay que echar la culpa,
sea de unos o de otros. Lo importante es levantarse y volverlo a probar con
alguna modificación o por una nueva vía. Quien algo quiere, algo le cuesta.
·
LA HUMANIDAD: favorecer y potenciar la empatía, es decir, saber ponerse en la
piel de otra persona, y aprendan a ser sensibles hacia los sentimientos y
necesidades de los demás. Para ello se puede realizar mediante acciones y
servicios humanitarios, ayudar a los demás sin esperar a nada a cambio de una forma
altruista y generosa (es importante que le nazca a la persona y no hacerlo como
una obligación) y fomentar la vena sensible hacia los sentimientos de los
demás. No hay que ser egoístas porque todos tenemos algo que aportar y puede
que esa persona esté pasando por un mal momento y el día de mañana es ella la
que te ayude a ti. Muchas personas tienen la suerte de tenerlo todo, pero hay
otras que no. El egoísmo, no compartir con los demás o la indiferencia hay que
eliminarlas ya que hacen daño tanto al sujeto como a las otras personas de su
entorno.
Asimismo, cuando la autoestima
del individuo es alta o positiva, ésta influirá favorablemente en
varios aspectos del sujeto. Estos factores se pueden clasificar en los
siguientes niveles:
NIVEL
PERSONAL: físicamente, se considera atractivo y sabe cuáles son sus
mejores rasgos físicos para potenciarlos. En relación a lo psicológico, su
personalidad suele ser extrovertida, cordial, sensible, simpática y sociable.
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NIVEL
FAMILIAR: mejor relación y comunicación fluida con todos los
miembros.
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NIVEL
EDUCATIVO: favorecerá tanto en la motivación como en el rendimiento
académico del estudiante.
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NIVEL
SOCIAL: correlacionado con la personalidad del individuo: al
tener un carácter positivo, establecerá buenas relaciones interpersonales,
disfrutará haciendo nuevos amigos y sabrá cómo trabajar en equipo de forma
cooperativa.
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NIVEL
AFECTIVO: mayor seguridad para avanzar y establecer contacto con el
sexo opuesto. Íntimamente relacionada con la personalidad del sujeto.
|
NIVEL
PROFESIONAL: sabrá cuáles son sus aptitudes, talentos y puntos
fuertes, que le ayudarán para hacer un buen trabajo o para la búsqueda del puesto
de empleo idóneo.
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El
papel que desempeña la familia en un niño/adolescente es muy importante puesto que le transmitirá y
enseñará los primeros valores que le ayudarán a formar y desarrollar plenamente
su personalidad y autoestima. Por tanto, es muy importante tratar al
niño/adolescente como a un ser único (aunque sean gemelos/mellizos), teniendo
cada uno sus rasgos de personalidad propios y capacidades individuales y no
centrarse sólo en los resultados obtenidos, sino también en valorar y reconocer
sus logros y el esfuerzo que ha invertido, de una forma positiva, cariñosa y
motivadora.
En ocasiones no somos conscientes y solemos hacerles
etiquetas o les comparamos con otras personas cercanas a su entorno (hermanos,
familiares, compañeros de clase, amigos de la familia/escuela/instituto o con
uno mismo en el pasado) y esto puede producir el efecto contrario y provocar un
descenso en su autoestima. Por ejemplo:
tu hermano/amigo X hace mucho ejercicio, se porta muy bien en casa y ha sacado un 9 en el examen de matemáticas; tú en cambio sacaste un 5 y no estás en forma. Accidentalmente, estas frases pueden hacerle daño,
provocándole sentimientos de inferioridad y disminuirle su autoestima, en
especial si aun no está muy afianzada. Por tanto, cuando expresemos nuestra
opinión o valoración, hay que hacerlo con mucho tacto y respeto hacia la otra
persona, teniendo en cuenta que las críticas y comentarios deben ser
constructivos, no dañinos ni comparativos descendentemente.
A modo de conclusión, cabría añadir que se puede hacer en caso de que su autoestima sea baja. En primer lugar, el individuo tiene que concienciarse que tiene este problema. En segundo lugar, ayudarle a recuperar esa autoestima perdida mediante las pautas que he citado anteriormente y por supuesto, siempre hay que motivarlo positivamente. En último lugar, sería recomendable que empezase una terapia psicológica del área de clínica, donde el especialista le ayudará proporcionándole una serie de técnicas y herramientas para aumentar su autoestima, así como a su vez le apoyará durante todo el proceso de tratamiento. Sería importante que en ese sostén también estuvieran la familia, los amigos más íntimos y profesores del sujeto.
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