sábado, 7 de junio de 2014

REPETIR CURSO ¿ALTERNATIVA POSITIVA O NEGATIVA?

La definición de repetir curso desde el punto de vista educativo sería la siguiente: medida académica en la que el alumno/a no promociona al curso siguiente, permaneciendo un año más en el mismo curso escolar.

Entre algunas de las causas que pueden originar este hecho, las más frecuentes son: el individuo no ha superado los objetivos mínimos de las materias cursadas correspondientes al ciclo cursado ya que presenta dificultades en todas o varias de las asignaturas curriculares; dificultades del aprendizaje en varias áreas; absentismo escolar voluntario; hospitalización o enfermedad; no haber aprobado todas las asignaturas del curso vigente; suspender 2 ó 3 (dependiendo del curso y etapa en la que se sitúe el individuo: Primaria, Secundaria o Bachillerato); cambio de centro educativo o transición de etapa escolar (Primaria -> Secundaria, Secundaria -> Bachillerato); falta de interés, esfuerzo y motivación interna como externa al estudiar o continuar con sus estudios en el futuro; traslado/cambio de ciudad/país así como de idioma; problemas personales, familiares o sociales.

Estudios demuestran que el porcentaje de repetidores que hay en la Comunidad Valenciana en el curs0 2009-2010 son las siguientes: en Educación Primaria en los cursos de 2º y 4º repite un 4’6%, mientras que en 6º sube a un 5’4%. En Educación Secundaria Obligatoria (ESO) los porcentajes varían según el curso: primero 14’7%, segundo 13’7%, tercero 13’5% y cuarto 11%. En relación a la variable género respecto a la repetición, hay una leve tendencia mayor en los chicos que en las chicas y en la variable por tipo de centro suele ser ligeramente mayor en los centros públicos.
Según el informe PISA del año 2012, Extremadura es la Comunidad Autónoma con mayor número de estudiantes repetidores (42’9%), mientras que Cataluña es la que menos (20’6%).

Muchos maestros y psicopedagogos, están a favor de esta medida como una posibilidad y oportunidad de mejora y alternativa positiva para el individuo puesto que su finalidad es superar las dificultades detectadas; en cambio, hay otros que están en contra de la misma ya que consideran que en los centros deberían establecer un plan de apoyo individualizado a aquellos alumnos que presenten mayores dificultades, mayor flexibilidad del currículo, reducción de ratios (alumnos por aula), mayor ayuda al alumnado extranjero así como también al alumnado con Necesidades Educativas Especiales (NEE) o hacer grupos flexibles dentro del aula con programas adaptados y planes de seguimiento personalizado. Por ello, sería interesante que el centro educativo adoptase innovaciones en organización y las metodologías deberían ser más activas, siguiendo una evaluación continua del alumno.
A continuación, voy a exponer una tabla comparativa, en la que se recogen los argumentos positivos (a favor) y negativos (en contra), de dicha medida según estos especialistas de la educación:
ARGUMENTOS POSITIVOS (A FAVOR)
ARGUMENTOS NEGATIVOS (EN CONTRA)
·  En caso de que no repitiera, puede producir una acumulación de contenidos no aprendidos de los cursos anteriores con el actual.
·  Mejora del rendimiento académico (al tener éxito, es posible que a su vez aumente su autoestima y autoconcepto, así como una mayor disposición a seguir estudiando en el futuro).
·  Adquirir una mejor madurez personal, responsabilidad académica y autoeficacia (potenciará aquellas destrezas básicas que puedan evitar el posterior fracaso escolar).
·  Asentamiento y asimilación de los conocimientos no aprendidos anteriormente, alcanzando los objetivos mínimos del curso y/o ciclo.
·  Establecer nuevas amistades (mejor socialización con el nuevo grupo).
·  Mejor relación con los profesores.
·  Además de cumplir esta medida, cabría buscar otras adicionales: clases de refuerzo, apoyo educativo individualizado y repaso (academia o particulares).
·  ANOTACIÓN IMPORTANTE: es recomendable que el estudiante repita en infantil y/o primaria si en esta etapa presenta dificultades ya que facilitará el aprendizaje y el éxito en el estudio cuando llegué a Secundaria y posteriormente a Bachillerato.
· Fracaso escolar (absentismo voluntario o rebeldía).
· Resultados académicos inferiores (desmotivación, desinterés y falta de compromiso/responsabilidad escolar).
· Pensamientos negativos recurrentes: sensación de fracaso, depresión y desesperanza.
· Baja autoestima y autoconcepto.
· Actitud menos favorable hacia el centro escolar.
· De forma inconsciente, algunos docentes infravaloran a estos alumnos, produciéndoles sentimientos de inferioridad respecto a sus compañeros de clase/curso.
· Recriminar y/o etiquetar (el repetidor, mal estudiante, vago, tonto): mayor descenso autoestima y autoconcepto.
· No permanecer con su grupo de edad natural ni estar con sus amigos de clase.
· Problemas de adaptación al grupo nuevo y pérdida de antiguas amistades.
· A nivel académico, mayor presión por parte de algunos profesores, así como también a nivel familiar a que sus calificaciones sean mejores y más altas que el año anterior: provocan aumento en los niveles de ansiedad y estrés en el individuo.

Si se diera el hipotético caso que el tutor/a de vuestro hijo/a os ha citado en una tutoría individual para informaros que debería repetir curso, hay que tener en cuenta las siguientes pautas y mis recomendaciones:
·      Antes de nada, no alarmarse ante la nueva noticia: atender y escuchar las razones y causas que os indique el profesor del porqué de esta medida. En caso que sus argumentos no sean del todo concluyentes y claros, sería conveniente hablar también con el psicopedagogo del centro y otros docentes actuales.
·      A continuación, procesar y analizar la información recibida y transmitírsela al niño/adolescente al final de curso cuando sea corroborada por todas las partes (tutor, psicopedagogo y profesores). No es recomendable hacerlo anteriormente porque se sentirá como un caso perdido y es posible que se niegue a seguir estudiando lo que queda de curso.
o  Hay que enfrentar la situación desde una perspectiva positiva, exponiéndole la nueva situación de una forma clara y concisa, a modo que es una nueva posibilidad y oportunidad de crecimiento personal y desarrollo para mejorar en su rendimiento académico, así como también en su grado de madurez, y no como una pérdida de un año escolar.
o  El tema suele generar sentimientos de tristeza, angustia, frustración, incertidumbre, desesperanza, ansiedad y sobretodo, fracaso. Es posible que el niño llore o haga chantaje emocional ya que no es una buena noticia, pero tenéis que explicarle con mucho tacto y de modo tranquilo que no es una tragedia ni el fin del mundo, simplemente que no ha podido alcanzar los objetivos mínimos del curso y tendrá que volver a cursarlo para poder llegar a los mismos y así, llegar a su nivel óptimo de aprendizaje.
Una forma de cómo exponérselo al niño sería la siguiente: ‘Los dos sabemos que este curso has trabajado mucho, has dedicado un gran esfuerzo al estudio y has progresado mucho, pero queremos que este año estés un poco más tranquilo y sin tanta presión para que puedas tener más tiempo libre y hacer otras cosas, como jugar e incluso apuntarte a actividades que te gusten como baloncesto/fútbol... Aunque has aprendido mucho, hay algunas cosas que te cuestan y por eso tus profesores nos han propuesto que hagas nuevamente este curso; así podrás reforzar en lo que más necesitas y mejorar en esas cosas para que en el futuro no tengas problema. Además de subir tus notas y aprender cosas nuevas, como eres un/a niño/a muy bueno/a en clase, amable, generoso/a y cariñoso/a, harás muy pronto nuevos amigos, conservando los que ya tienes’.
·      El primer día de clase tras las vacaciones de verano, sería recomendable por parte del profesor-tutor (sea nuevo o antiguo), integrase al alumno repetidor con varias técnicas de acogida y lo sentase al lado o cerca de un compañero simpático, sociable y cordial que le ayude a integrarse en el aula y le presente a sus nuevos compañeros (no sentarle solo o apartado). Preferiblemente, hacer varias dinámicas grupales en las que pueda involucrarle y participar.
o  A su vez, apuntar al niño/adolescente a actividades extraescolares tanto académicas (academias de repaso o clases particulares para que mejore y consolide sus conocimientos para posteriores aprendizajes en aquellas asignaturas que le resulten más complicadas) como de ocio (deportes preferiblemente) con sus nuevos compañeros de clase.
o  Si el sujeto se trata de un niño de Educación Infantil o Primaria, sería acertado hacer una fiesta al inicio de curso para conocer a los nuevos compañeros, así como los padres, para que vayan estableciendo lazos de amistad. En caso que no fluya, no forzar la situación y buscar otros niños/as con los que tenga una mayor afinidad y simpatía.
·      Observar su ámbito social y de amistades: si el niño/adolescente está aislado y se niega o le cuesta hacer nuevas amistades, establecer junto al psicólogo escolar del centro, un entrenamiento en habilidades sociales y buscar a su vez unas pautas para aumentar su autoestima. Si se trata de un niño/adolescente con problemas de conducta y actitud, también deberían trabajar este aspecto. En caso de que sufriera algún tipo de fobia específica al centro educativo o depresión, buscar ayuda externa psicológica del área clínica.
Por otro lado, si son sus compañeros los que le hacen vacío, tanto el tutor como el psicólogo del centro deberían hacer una charla seria con ellos sobre el tema.
·      Es muy importante por vuestra parte, la familia y a poder ser el profesorado del centro, intentar no recriminarle ni etiquetarle como: “el repetidor”, mal estudiante, irresponsable, incapaz, vago o tonto, ya que estas etiquetas producirán un descenso tanto en su autoestima como en su motivación e interés a seguir estudiando, y en clase se sentirá como el caso perdido ya que “es mala influencia” para sus nuevos compañeros.
Asimismo, no presionarle en sus notas ni en su rendimiento académico, comparándolo con otros compañeros, hermanos o consigo mismo hace unos años. Alabar su esfuerzo, ayudándole a tener mayor seguridad y motivarle a que puede conseguirlo. Si se le machaca que tiene malas calificaciones aun repitiendo curso, es probable que su autoestima descienda más y se rinda a seguir estudiando. Si al paso de los meses, el niño sigue sin mejorar sus notas, citarse con el psicopedagogo del centro o buscar uno externo en caso de que no lo haya, para ver qué medidas de intervención se pueden tomar al respecto.

Así como a conclusión, expongo que no estoy a favor ni en contra de repetir curso. La situación depende mucho del caso y del niño/adolescente en cuestión. En ocasiones simplemente lo que hay que hacer es un refuerzo educativo individualizado en las materias que presenta dificultades y enseñarle unas técnicas de estudio adecuadas.
Por un lado, considero que es una alternativa positiva ya que es una nueva oportunidad y posibilidad para madurar como persona así como a mejorar sus notas ya que alcanzarán esos objetivos mínimos de las asignaturas y áreas donde presentan mayor dificultad y adquirirán unas competencias que les ayudarán a tener un nivel óptimo de aprendizaje en el futuro. También sería en el caso de que os hayáis mudado a otro país con un nuevo idioma y vuestro hijo no lo haya aprendido, repercutiendo negativamente en sus calificaciones académicas y en su conocimiento y aprendizaje de las materias cursadas.
Sin embargo, hay otras situaciones en las que repetir no es la solución idónea. Antes de nada, averiguar la causa de ese descenso en su rendimiento académico, por si se tratase de una llamada de atención, problemas de conducta y/o agresividad, problema personal o realmente tiene dificultades en esas materias curriculares. Asimismo, valorar bien los pros y los contras que os comenten tanto los profesores como los especialistas del niño/adolescente, y si al final decidís que repetir curso es lo más acertado para él/ella, observarle si es feliz o no con la nueva situación. En caso de que no lo sea, acudid a un terapeuta del área de clínica tanto a nivel individual como familiar. Es muy importante no etiquetarle, compararle ni recriminarle y por supuesto, escucharlo activamente, apoyarlo y motivarlo positivamente siempre (alabanzas sociales y verbales, gestos de cariño y abrazos, no darles la espalda ante cualquier problema). 

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