El regreso del
otoño siempre viene acompañado de la llegada de un nuevo curso escolar. Este
inicio indica volver a la rutina de las aulas, compaginar los horarios entre
clases y actividades de ocio, retomar el hábito de estudio y realización de tareas
escolares y elegir las actividades extraescolares.
Como marco teórico
se podrían enunciar las siguientes definiciones acerca de las actividades extraescolares:
1) Aquellas actividades que están encaminadas a potenciar la apertura del
centro a su entorno y a procurar la formación integral del alumnado en aspectos
referidos a la ampliación de su horizonte cultural, la preparación para su
inserción en la sociedad o el uso del tiempo libre. Éstas se realizarán fuera
del horario lectivo, tendrán carácter voluntario para el alumnado y buscarán la
implicación activa de toda la comunidad educativa.
2) Instrumento fundamental para el desarrollo de la personalidad crítica,
creativa y solidaria. Por ello, toda la comunidad educativa debe implicarse en
su desarrollo y deben estar concebidas como un apoyo y un respaldo a las
actividades curriculares.
Estas
actividades se realizan dentro del centro educativo como también fuera del
mismo y en horario no lectivo (generalmente al mediodía antes de comer o por la
tarde al finalizar las clases). Hoy en día, existe un gran abanico de variedad,
en las que el niño/adolescente puede elegir libremente entre varias opciones, a
partir de sus intereses personales y el nivel de agrado hacia las mismas.
Asimismo, hay que
tener en cuenta los efectos positivos y negativos de las mismas, así como las
consecuencias, que a continuación representaré en formato de tabla:
EFECTOS POSITIVOS DE
LAS ACTIVIDADES EXTRAESCOLARES
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EFECTOS NEGATIVOS
(EXCESO DE ACTIVIDADES EXTRAESCOLARES)
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Es un complemento a la
educación recibida: aprenden diversas actividades y técnicas que pueden
utilizar posteriormente, aumentando así, su rendimiento académico.
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La presión de apuntarles a
muchas actividades resultará contraproducente para el niño/adolescente ya que
le producirá cansancio (físico y mental)/fatiga crónica.
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Favorecen su autoconfianza,
capacidades e interés por el tema.
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Restan su tiempo libre de
ocio y juego o para estar en casa con la familia.
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Fomentan su autoestima y
desarrollo personal.
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Descenso en su rendimiento
académico (desmotivación, cansancio, desinterés).
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Integrarse con otros grupos,
estrechando lazos y relaciones interpersonales con otros niños de su
clase/escuela/externos en un ambiente diferente al escolar. Al tener un mayor
contacto con otros niños, aumentarán sus habilidades sociales y favorecerá la
tolerancia entre iguales.
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Pueden presentar dificultades
para relacionarse con otros niños/adolescentes, a pesar de que estén interactuando.
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En caso que no sea en el
recinto escolar, conquistarán nuevos espacios de ocio.
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Al restar su tiempo libre,
desciende su nivel de espontaneidad y creatividad.
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Aprenden a trabajar en grupo/equipo
y a liderar (en especial si se trata de una actividad deportiva grupal).
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Es importante presentar la
actividad como una actividad de ocio y diversión, no como una competencia y
exigiéndose por ser el mejor en ella o tener más actividades que sus
compañeros/amigos/familiares.
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Enseñan a organizarse, tomar
decisiones, manejar el éxito-fracaso, gestionar el tiempo, aceptar otros
puntos de vista, adquirir nuevos valores (competitividad,
cooperación, igualdad) y asumir responsabilidades.
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La imposición de las mismas
ocasiona aborrecimiento y desinterés.
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Mayor madurez personal y
social.
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Problemas de concentración y atención,
estrés, problemas alimenticios (disminución del apetito) y alteraciones en el
ciclo del sueño.
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El estado de ánimo del
niño/adolescente será mucho más relajado, optimista y feliz.
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Si no le gusta la actividad,
es posible que le produzca un sentimiento de desmotivación hacia la misma,
haciendo que su estado de ánimo sea pesimista y desilusionado.
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Para la elección
de la actividad extraescolar idónea es muy importante contar con los siguientes
factores:
· Deben
tener una gran fuente de aprendizaje (aprenderán cosas nuevas y reforzarán sus
conocimientos sobre la materia o el área a profundizar).
· Contar
con las necesidades y gustos del individuo, siendo actividades que le motiven y
sean de su agrado, sino su estado de ánimo será negativo y resultará más una
carga para él que una actividad de ocio y disfrute. Por tanto, se trata de que
aprendan y al mismo tiempo se diviertan.
· Hay dos
opiniones a valorar: la vuestra como padres y la del niño/adolescente. Ambas
son igual de válidas. Intentar no presionarle en la elección y que decida
espontáneamente de forma libre. Podéis aconsejarle, pero no imponerle.
· Intentar
no saturar su horario fuera de las clases para que no interfiera en su
rendimiento académico y ocasionarle estrés. Lo óptimo sería apuntarle hasta dos
actividades máximo si es un niño de Educación Infantil o Primaria y una si se
trata de un adolescente a partir de Educación Secundaria. Lo recomendable (en
caso que fuera posible) sería hacer una al mediodía antes de comer y otra por
la tarde, terminando su jornada escolar sobre las seis. Así el niño cuando
llegue a casa, no estará muy cansado para realizar sus tareas escolares,
disfrutará de sus amigos y su familia y tendrá un tiempo libre para poder
jugar.
· Buscar
una actividad acorde con la personalidad de vuestro hijo/a. Esto es muy
importante ya que os ayudará a encontrar aquella actividad en la que tenga una mayor
afinidad y agrado al mismo tiempo.
oActivos o agresivos:
generalmente las actividades deportivas de equipo son las que mejor funcionan en
esta clase de niños (fútbol, baloncesto, balonmano, rugby) ya que
suponen un desgaste físico y les enseñará a controlar sus conductas negativas y
a dominarse en determinadas situaciones de tensión o estrés.
Para canalizar la agresividad y
arrebatos de ira también sería recomendable actividades como judo,
yoga, meditación o karate.
oPoco activos: estos
niños son de personalidad tranquila, pacífica y relajada, bastante maduros para
su edad. Para ellos sería ideal la práctica de actividades y deportes individuales
como natación, hípica, esgrima, patinaje, ajedrez, psicomotricidad, informática.
oIndividualistas o poco
sociables: las actividades adecuadas serían aquellas en las que
puedan compartir sus experiencias con otros niños y hacer nuevas amistades, en
las que además aprenderán a trabajar en grupo junto a otros compañeros. Estas
actividades serían: fútbol, baloncesto, pre-deporte, gimnasia rítmica
o estética, voleibol, scouts.
oIntrovertidos: son
de naturaleza tímida e inhibida. Hay dos tipos de actividades que serían
beneficiosas para él: la primera una deportiva de grupo que le permita conocer
a otros niños (fútbol, baloncesto) y la segunda (más
recomendable) sería una más expresiva y artística como: teatro, ballet o danza, que le ayudarán a expresar sus emociones
y vencer paulatinamente su timidez.
oCreativos y expresivos: tienen
una sensibilidad especial con el arte, un oído desarrollado para la música o una
afinidad por la literatura. Para fomentar esta sensibilidad y fantasía, pueden
optar por actividades como música, pintura, cerámica, taller de lectura y
escritura, fotografía.
oTodos (en especial
niños/adolescentes que presenten dificultades en varias asignaturas o bien para
reforzar su aprendizaje y conocimientos en una determinada materia o área): academias de repaso, clases particulares, clases de idiomas, actividades de apoyo.
Para este
proceso de decisión os propongo unas pautas junto a mis recomendaciones:
· Antes
de tomar cualquier decisión, mostrar al niño las actividades que se oferten en
el colegio ese curso como fuera del mismo.
· Para
valorar estas actividades, hacer entre todos una lista de pros y contras de las
actividades ofertadas y reducir las elegidas a dos máximo si se trata de un
niño de Educación Infantil o Primaria y una si es un adolescente a partir de
Educación Secundaria. Es aconsejable que en esta decisión sea el niño/adolescente
el que escoja por sí mismo ya que al implicarle en ella y otorgándole esa
responsabilidad, le motivará mucho más realizarla.
· Puede ocurrir que comience una actividad
y posteriormente descubra que no le gusta o no se le da bien (sobre todo si se
trata de un deporte). En caso que sea posible, cambiar a otra que más se adapte
a sus gustos y posibilidades.
· En caso
que decidiera no querer hacer ninguna actividad, respetar su decisión puesto
que tiene derecho a qué hacer y dedicar en su tiempo libre. Asimismo es posible
que aún no tenga unos intereses o gustos definidos; así que es recomendable
respetar su tiempo para que cambie de opinión y acceda realizar alguna
actividad.
A modo de
conclusión, considero que las actividades extraescolares tienen resultados positivos
en el desarrollo personal del niño/adolescente, siempre y cuando sean en justa
medida. No tenemos que olvidar que son niños y también tienen su derecho de disfrutar
de su familia y amigos, así como de descansar, dormir sus horas (mínimo 8
horas) y tener un tiempo libre para su hora de juegos o de ocio en casa tras la
escuela, siendo vitales para su desarrollo.
Además, al tener
clase desde las nueve de la mañana hasta las cinco de la tarde, si se le añaden
muchas actividades tras el horario escolar, llegará a casa cansado (física y
mentalmente), desmotivado y sin ganas de realizar sus tareas escolares o
ponerse a estudiar un examen e incluso ganas de jugar si no tuviera tareas
pendientes.
Estas
actividades siempre deben estar orientadas y enfocadas como un entretenimiento
externo, en el cual, el aprendizaje y la diversión van unidos, no como una
imposición. Si el individuo no disfruta de la actividad, sería recomendable
hablar con él y proponerle un cambio por otra que le motive, siendo así su
estado de ánimo mucho más relajado, optimista y feliz. En caso que no quiera
realizar ninguna este curso, respetar su decisión.
Otro aspecto a
considerar sería que en algunas ocasiones de modo inconsciente, se le apunte a
una determinada actividad con la finalidad de que esté más preparado en el
futuro o a aquella que a vosotros se os da bien u os gusta tanto, pero el
niño/adolescente no le apasiona de la misma forma o puede no poseer las destrezas
y competencias personales necesarias para realizarla. Hay que tener en cuenta
que por mucho que vosotros podáis ser autoeficaces en algo (en un determinado
deporte o tocando un instrumento), no significa que vuestro hijo/a también lo
sea.
Conviene buscar
siempre una actividad acorde con sus aptitudes como con la personalidad del
niño. No todos los niños son iguales y por ello los efectos de una actividad
pueden ser beneficiosos para unos y negativos para otros. Por esa razón, si
tenéis más hijos, valorar también este punto. Es posible que al tener
diferentes rasgos de personalidad, gustos y aptitudes, no quieran apuntarse a
las mismas actividades. Respetar esta decisión y apuntarles a la que ellos
prefieran.
Por último, tener
presente que la felicidad de vuestro hijo es lo más importante y que decida lo
que decida, respetar su decisión. Si veis que regularmente su estado de ánimo
es bajo sin asistir a ninguna actividad, ponerle en contacto con algún
psicólogo y/o psicopedagogo para determinar a que es debido este cambio y le
proporcione unas pautas de motivación y descubra cuáles son sus capacidades
personales.