· Trastorno
que acontece en primavera cuando muchas personas se sienten especialmente
cansadas, desmotivadas y con alteraciones en el humor.
· Sensación
de fatiga y debilidad generalizadas que aparece con la llegada del buen tiempo.
· Sensación
generalizada de cansancio, fatiga y decaimiento, que principalmente aparece en
la época cálida por el ascenso de las temperaturas y que con mucha frecuencia
se incrementa si se suman factores emocionales como la ansiedad o el ánimo
depresivo. Afecta principalmente a las mujeres entre 20 y 50 años.
Como dice el refrán: "la primavera, la sangre altera". Suele afectar
tanto a los niños como a adultos, siendo los síntomas más habituales: estar agotados todo el tiempo sin motivo aparente
y con disminución en su energía, tener falta de apetito, presentar dificultades
para conciliar el sueño y a la hora dormir (insomnio,
pesadillas recurrentes, terrores nocturnos, somnolencia diurna), problemas de concentración, malestar general y
mostrar cambios en su estado de ánimo y carácter: sensibles, tristes, apáticos,
ansiosos, caprichosos e incluso irritables (malhumorados,
rabietas, lloros).
El aumento de
las temperaturas, el cambio de hora y al haber más horas de luz durante el día,
ocasionan una alteración en los biorritmos de nuestro organismo hasta que éste
se habitúa en el proceso de adaptación.
Al no tratarse
de una enfermedad médica y es el cuerpo el que se va acomodando y adaptando a
las nuevas situaciones y condiciones ambientales, expongo algunas recomendaciones que ayudarán a los más
pequeños a sobrellevar mejor y superar con mayor rapidez la astenia primaveral:
· Establecer unos horarios fijos para
restablecer la rutina y el equilibrio en el organismo, tanto para comidas como para
el sueño.
· Es muy beneficioso tomar el Sol
y disfrutar de actividades al aire libre que les aportará un aumento en su energía
como también en su estado de ánimo. Es necesario aplicar crema y protección
solar antes de salir de casa.
· Mantener una dieta equilibrada,
variada y rica en nutrientes, vitaminas y minerales. Es importante hacer las
cinco comidas al día (desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena) así como
comer alimentos que aporten, incrementen y fortalezcan la energía, como serían chocolate, plátanos o frutos secos.
Es recomendable a su vez
aumentar el consumo de verduras, frutas frescas, legumbres, cereales, proteínas
y pescados, reduciendo las comidas grasas, grasas saturadas (bollos y
embutidos) y pesadas para la digestión.
La hidratación es
igualmente significativo: beber mucha agua y zumos naturales (al menos 2 litros
al día).
· Practicar deporte y ejercicio
físico de forma activa, moderada y continuada, que a su vez les ayudará a
regular las horas de sueño.
· Descansar y dormir unas 10
horas diarias. Sería recomendable cenar tres horas antes de irse a la cama y no
exponer la vista a pantallas de videojuegos ni películas de acción antes de
dormir.
IMPORTANTE: realizar siempre las
mismas pautas antes de irse a dormir y hacer unos ejercicios de relajación
previos. Si es un niño/adolescente bastante nervioso, una infusión le ayudará a
relajarse (manzanilla o poleo menta).
· La astenia primaveral produce
desmotivación, falta de energía, sensación de cansancio y sentimientos de
desgana y apatía; por ello sería interesante realizar aquellas actividades y
juegos placenteros y de su agrado que le motiven al niño/adolescente, así su
estado de ánimo irá siendo más positivo y optimista y podrá superar estos síntomas
con mayor determinación, entusiasmo y energía.
· MUY
IMPORTANTE: darle y ofrecerle todo el cariño posible
(escucharlo, apoyarlo, abrazarlo), ser
paciente y actitud positiva. Aunque los síntomas son bastante molestos y
afectan negativamente en su estado de ánimo, hay que tener en cuenta que se
trata de un período transitorio y puntual hasta que el niño/adolescente se
adapte a la nueva situación. Si se mantiene una actitud luchadora, positiva y
optimista, es más fácil que el período sea menor y se supere con mayor rapidez.
En conclusión, si se trata de una astenia primaveral leve, suele
aparecer coincidiendo con el cambio del tiempo y por lo general suelen durar
los síntomas anteriormente mencionados entre una semana y quince días, hasta
que el cuerpo se adapte. En caso que se prolongue en el tiempo y sigas
notándole decaído y apático, no dudes en ponerte en contacto con el médico de
cabecera y con un psicólogo educativo y/o de área de clínica para enseñarle una
serie de pautas que le permitan retomar su ritmo de vida habitual. En ese
proceso es importante que cuente con vuestro apoyo, así como con el resto de los
miembros de su familia y grupo de amigos.
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