martes, 4 de febrero de 2014

ESTRÉS EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA

Aunque parecen sinónimos, cabría hacer distinción entre estrés y ansiedad.

La definición de estrés según la OMS (Organización Mundial de la Salud) es “conjunto de reacciones fisiológicas que preparan el organismo para la acción”. Es decir, ante una determinada demanda del entorno del individuo, éste realizará un conjunto de procesos fisiológicos y psicológicos que lo prepararán para poder actuar en consecuencia y responder a dicha demanda. En caso de que esta respuesta resulte exagerada o insuficiente, a la persona le generará angustia, nervios y agobio, experimentando así varios síntomas y trastornos psicológicos (como podría ser la ansiedad, depresión e incluso ira).

La ansiedad por su parte, además de ser una respuesta emocional al estrés, puede ser una reacción emocional de alerta ante una amenaza que puede originarse sin agentes estresantes (internos y externos) y que variará en relación al estímulo que se haya producido. Suele venir acompañada de sentimientos de inquietud, recelo, miedo y nerviosismo. Regularmente está relacionada a las preocupaciones excesivas y reiterativas, llegando a ser obsesivas.

Así pues, el estrés puede producir ansiedad; no obstante, el individuo que padece ansiedad no necesariamente tiene que padecer estrés.

Las emociones son unos estados afectivos muy intensos, pero no suelen ser muy duraderas. Su principal función sería una vez identificada dicha emoción, responder ante una determinada situación. Se pueden categorizar en varias clasificaciones, siendo una de ellas la que distingue entre emociones positivas y negativas. Las positivas son aquellas que son saludables para el organismo, como lo serían la alegría, la esperanza o la sorpresa y las negativas son las que producen insatisfacción al individuo, como serían la tristeza, el miedo, los celos o la ira. Aunque la clasificación distingue entre positivas y negativas cabría añadir que eso no significa que sean buenas y malas ya que ambas siempre tienen una función adaptativa. El problema surge cuando estas emociones aparecen en situaciones inadecuadas o reiterativas en exceso. El estrés, al igual que le pasa al miedo, es una emoción por lo general negativa. Un poco de estrés siempre es positivo, útil y adaptativo para el alumno ya que le ayudará en su motivación y en su rendimiento académico, pero si se da de forma excesiva, puede llegar a interferir en su vida y producir el caso contrario. La siguiente gráfica, en forma de “U” invertida, refleja lo citado anteriormente:


La causa del estrés negativo (también llamado distress) es cualquier situación que requiera una nueva adaptación o un cambio, tanto positivo como negativo.

Por un lado, aquí propongo algunas pautas de cómo puede ayudar a su hijo en caso de que se sintiera estresado:
·  Tolerancia y enseñarles a serlo ante personas o situaciones que les causen frustración.
·   Elegir aquellas actividades que sean más adecuadas para la personalidad del niño y que al participar en ellas le hagan sentir feliz y contento.
·   Descubrir si se siente cómodo en la escuela (hablar con él/ella y contrastar con sus profesores).
·   Ayudarle a que sea más abierto, comunicativo y expresivo respecto a sus emociones, sentimientos, preocupaciones, miedos/temores e inquietudes. 
·    Enseñarle a ser más asertivos (saber decir que no en determinadas situaciones) y que sepa pedir ayuda cuando la necesite.
·   Estar siempre cerca de ellos, hablando con un tono tranquilo, empleando la escucha activa sin criticar y empatizando con sus problemas e inquietudes.
·    Ayudarles a buscar una solución a sus problemas y a aumentar su autoestima en caso de que ésta sea baja.
·    También comprobar lo que ven en la televisión, videojuegos a los que juegan, realicen sus tareas escolares y tengan unos hábitos alimenticios correctos y saludables.
·  Estar pendiente de cualquier signo de estrés que muestre el niño y ayudarle si lo necesita, pero si estos signos no desaparecen en un tiempo prolongado de tiempo o no han disminuido, buscar ayuda profesional de un psicólogo para una terapia individual o una grupal junto a un grupo de personas con la misma temática. Esta terapia se centrará en administrarle una serie de herramientas para poder controlar las situaciones en las que se pueda producir estrés; iniciarle con un programa de Inteligencia Emocional (haciendo hincapié en empatía y asertividad) y de Entrenamiento de Habilidades Sociales, así como otro programa para aumentar tanto su autoestima como su autoconcepto; enseñarle técnicas de autocontrol y relajación.

Por otro lado, aquí adjunto algunos consejos para que el niño aprenda a controlar el estrés:
·    Hablar de lo que le sucede y compartir sus problemas o inquietudes con sus padres, otros familiares, amistades o con alguien en quien le resulte cómodo confiar.
También sería interesante que cuando esté sufriendo un ataque de estés, anote en un cuaderno o diario personal todas sus preocupaciones, inquietudes, ideas, emociones y pensamientos que en ese momento se le estén pasando por la cabeza ya que escribiéndolo le disminuirá poco a poco el estrés inicial y también le servirá para canalizar el estrés y conocerse más a sí mismo.
·      Usar técnicas de relajación y visualización: música suave y tranquila (música clásica o instrumental), un baño relajante de agua caliente con sales o geles de frutas, hacer meditación y yoga infantil, hacer ejercicios de imaginación con los ojos cerrados (por ejemplo, imaginar que están tumbados en una playa).
·      Tener un rato para estar un tiempo solo y disfrutando de aquellas actividades que le gusten y le hagan sentirse relajado y tranquilo. Por ejemplo: leer, pintar, tocar un instrumento, cantar, bailar, escribir, hacer manualidades, jugar con los bloques de construcción, coser, macramé, diseñar pulseras, escuchar música, salir a dar una vuelta con los amigos
·  Canalización de la energía: apuntarse a alguna actividad extraescolar física y deportiva o a un gimnasio.
·    Establecer metas y objetivos (siempre realistas) y que los lleve a cabo de la mejor forma posible hasta donde llegue (lo importante es el esfuerzo invertido, no el resultado obtenido). Decirle que no es posible que todo lo haga bien y que cada uno tiene unas determinadas competencias y cualidades, compartidas o no con otro miembro de la familia o amigo.
·     Aprender a quererse y respetarse, tanto a sí mismo como a los demás. Le ayudará a aumentar su autoconcepto y su autoestima.
·      Prepararse un vaso de leche caliente o infusión relajante antes de irse a dormir y tratar de evitar cafés, tés, bebidas con cafeína y azúcar (Coca-Cola, Red Bull) o cualquier bebida/comida que pueda alterar su sistema nervioso. En caso de que sea un adolescente fumador, sería recomendable que evitase en la medida de lo posible el consumo del tabaco.

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