La comunicación
es un proceso de intercambio de información donde un emisor transmite un
mensaje a un receptor a través de un canal (oral, escrito). Para que sea
bidireccional, es importante que se produzca una respuesta por parte del
receptor en dicho contexto.
A continuación, os propongo una serie de estrategias o habilidades comunicativas
que os pueden resultar muy beneficiosas y útiles tanto en casa (con vuestros hijos y familia) como en el colegio (profesores, educadores con vuestros alumnos y otros estudiantes).
La finalidad de éstas será profundizar, fortalecer y enriquecer en la labor
educativa de vuestros hijos y/o alumnos, es decir, favorecerá a que el adulto
sea una referencia y modelo a seguir del niño o adolescente con el que esté
relacionado. Al ponerlas en práctica en el ámbito familiar y en el ámbito escolar,
facilitará a que los momentos de comunicación y relación sean idóneos.
Estas habilidades se pueden resumir en las siguientes:
· ESCUCHAR
Y QUE SE SIENTA ESCUCHADO (CAPACIDAD DE ESCUCHAR ACTIVAMENTE): para que el
individuo se sienta escuchado, debemos estar disponibles para hacerlo. Por ello,
escucha siempre su tono de voz y lo que te está contando, observando su
registro verbal así como su conducta y lenguaje no verbal (gestos, posturas).
Hazle saber que le estás escuchando y comprendiendo lo que te está contando con
alguna palabra o frase (a poder ser breve) y empleando cierto lenguaje no
verbal (Por ejemplo: asentir con la
cabeza) e intentando no hablar tú (a no ser que te pida consejo o ayuda).
Es recomendable que hable él y se sienta escuchado de forma comprensiva y con
cuidado y tacto. Para ello, daremos información a la otra persona de lo que
nosotros estamos entendiendo, produciendo así un feed-back o retroalimentación.
Como recomendación evitaremos hacer otras cosas mientras hablamos con esa
persona.
Este punto es importante ya que así le demostrarás al niño/adolescente
que eres una persona significativa y digna de confianza, a la vez de accesible.
La otra persona se sentirá acogida, aceptada y cómoda a tu lado. Al darle
información y la estimulas a seguir dándotela, se establecerá un vínculo de
confianza, sintiéndose ella entendida y comprendida y la relación se estrechará
más íntimamente. A su vez, permitirá llegar a fondo de los problemas así como
neutralizar o suavizar si se desencadenase un conflicto, mejorando así su clima
social. Al hacerlo, nuestra conducta será imitada y observada mediante el
aprendizaje vicario.
· ENTENDERLES
PARA PODER EXIGIRLES (CAPACIDAD DE EMPATIZAR): también es muy importante
contar con la capacidad de la empatía, es decir, la capacidad de ponerse en el
lugar o en la piel de la otra persona (en este caso del niño o adolescente),
así comprenderemos mejor como se siente (sentimientos y emociones) o que piensa
(pensamientos). Sí percibe que le entendemos y apoyamos, le resultará mucho más
fácil comunicarse con nosotros, expresar sus pensamientos/emociones/sentimientos
y transmitirlo todo.
Con esta habilidad ayudaremos a que la otra persona se mantenga abierta a
soluciones alternativas. Asimismo, se sentirá mejor al ver que está siendo
escuchado y apoyado y que eres un modelo a seguir. Emplearemos siempre el uso
de unas palabras adecuadas, como también de gestos, para que el sujeto se
sienta cómodo, a gusto y entendido por nosotros.
· RESUMIR
LA INFORMACIÓN QUE NOS DAN (CAPACIDAD DE COCRETAR): sintetizar lo que nos
ha dicho el individuo le ayudará a organizar mejor las ideas y demostrarle que
le hemos entendido y escuchado lo que nos termina de contar.
Esta habilidad nos permitirá entender mejor los mensajes y a centrar la
conversación si se hubiera desviado. En caso que se haya producido un
malentendido, ayudará a relajarnos ante lo sucedido, así como a orientarnos (también
al niño o adolescente) en el proceso de resolución de problemas. A su vez,
mostramos interés por la otra persona y que le estamos prestando atención a lo
que nos cuenta. Para evitar posibles malentendidos, le pediremos que diga si es
correcto o no lo que acabamos de sintetizar por si nos hubiéramos saltado algo
relevante, como también haremos las preguntas adecuadas.
· AYUDAR A
PENSAR Y DAR INFORMACIÓN ÚTIL (CAPACIDAD DE SABER PREGUNTAR): está
íntimamente relacionada con la anterior. Además de resumir y sintetizar la
información, es conveniente ayudarle a pensar mediante una serie de preguntas
abiertas ya que nos puede mostrar más acerca del mensaje que se desea
transmitir. Al dar información, tratar de ser descriptivo y objetivo de lo que
está ocurriendo en el momento o de lo que ocurrió en aquel entonces.
Esto le ayudará y beneficiará a ser más autónomo en su proceso de toma de
decisiones y a ver diferentes alternativas de cómo mejorar en lo incorrecto de
las acciones para futuras ocasiones, así cómo informar de las cosas positivas y
correctas de las acciones realizadas.
· MOSTRAR
AFECTO (CAPACIDAD DE AFECTO Y DAR MENSAJES POSITIVOS. SER POSITIVO Y
RECOMPENSANTE): tanto los niños como los adolescentes y adultos, solemos
responder de forma positiva ante una actitud de afecto o cariño, o bien
mediante unas palabras cariñosas y alabanzas sociales, o bien mediante el
contacto físico: una sonrisa, un guiño,
un apretón cariñoso en el brazo, un abrazo rápido… todos estos recursos serán
idóneos y nos permitirán reforzar el vínculo con el individuo y favorecer a que
quiera volver a comunicarse contigo en otras futuras ocasiones.
Esta habilidad tiene como objetivo incentivar y motivar a la otra
persona, produciéndole una sensación gratificante de bienestar en su persona y
aumentándole así su autoestima (mejora su autoeficacia y autocontrol). Por ello,
es importante potenciar sus puntos fuertes y destacando las cosas que hacen
bien ya que le ayudará a favorecer la confianza en sí mismo y que seas para
él/ella una persona significativa.
Además, demuéstrale a la otra persona tanto física como psicológicamente
que te importa, cuanto la valoras y la quieres. Estas demostraciones de cariño
pueden ser: abrazos, besos, teniendo
detalles con esa persona (escuchar, atender, tener tiempo)…
· ASEGURARNOS
QUE NOS ENTIENDEN (CAPACIDAD DE ADECUAR EL LENGUAJE): para que los niños o
adolescentes comprendan lo que les queremos decir y transmitir, es importante
que se adecue el lenguaje y el estilo de expresión acorde a sus conocimientos y
experiencias. Para ello, utiliza frases sencillas y concretas y ejemplos
adaptados a su realidad o situaciones anteriores.
Todo esto le producirá una mayor cercanía con nosotros y se sienta
comprendido, aumentando así también en su autoestima.
· ENVIAR
“MENSAJES YO” DESCRIBIENDO LO QUE VEMOS (CAPACIDAD DE SER OBJETIVO Y
DESCRIPTIVO): para emplear mensajes
yo es relevante introducir en nuestro lenguaje la primera persona del
singular cuando queramos manifestar nuestros
pensamientos/sentimientos/emociones, implicándonos en el proceso comunicativo
con el niño o adolescente y siempre desde el respeto. Es muy importante no
etiquetar ni comparar al individuo.
Con esta habilidad trabajaremos nuestro compromiso y participación, siendo
un modelo a imitar y de referencia a seguir para él (a través del aprendizaje
vicario). Por ello, es primordial que se describan los actos (conductas o
comportamientos) y las consecuencias o efectos que han tenido esos actos de una
forma concreta para que los considere y tenga en cuenta para futuras ocasiones.
Se pueden describir actos/comportamientos/conductas, efectos/consecuencias,
expresar sentimientos/emociones/pensamientos…
· DISCO
RAYADO SIN PONERNOS NERVIOSOS (CAPACIDAD DE ESTAR TRANQUILO Y RELAJADO SIN LLEGAR
A SER PESADO): esta estrategia se suele utilizar cuando la perseverancia y
la constancia es vital. Muchas veces nos podemos encontrar en una situación que
el sujeto no desee ni quiera hacer lo que le hemos pedido. Nuestra tendencia es
que a veces al repetir la orden, nos vamos enfadando al mismo tiempo. Así pues,
esta habilidad trata de orientarnos y ayudarnos a estar tranquilos y relajados
sin llegar a ser pesados, es decir, que no se ceda ante la insistencia negativa
del individuo y que nosotros en la medida de lo posible, consigamos no desgastarnos
emocionalmente. Por ello, recomiendo la técnica
del disco rayado. Se trata de repetir una y otra vez la orden simulando
poco interés hacia su enfado o negativa recurrente, y centrándonos en enviar el
mensaje.
· ASERTIVIDAD
(CAPACIDAD DE SER ASERTIVO): la asertividad se puede definir como la
expresión directa de nuestros sentimientos, deseos, pensamientos, emociones,
derechos propios, opiniones, creencias, valores… sin llegar a amenazar o
castigar a los demás. Este punto implica un respeto mutuo tanto hacia uno mismo
como hacia la otra persona, de expresar nuestras necesidades y defender
nuestros derechos como también respetar las necesidades y derechos del otro, con
la libertad de abordar cualquier tema o resolver cualquier conflicto cotidiano
o diario dentro de la interacción del ser humano. Es muy importante que no hay
que agredir ni ser agredido, hablando siempre desde el respeto hacia uno mismo
como con la otra persona. Tiene como finalidad transmitir de un modo adecuado y
apropiado el mensaje que se desea transmitir y al mismo tiempo, permite reducir
el estrés en los conflictos. Con esta habilidad también se pueden observar
diferentes puntos de vista y que todas las opiniones son igual de validas y
serias que las demás, guardando siempre las formas y respetando al otro,
hablando con calma y de forma educada y exponiendo nuestros argumentos como los
suyos de una forma clara y ordenada. Es importante saber pedir disculpas cuando
sea necesario y nunca recurrir a las amenazas.
· CAPACIDAD
DE HACER REÍR: esto implica usar el sentido del humor irónico sin llegar a
ser hiriente para ciertas situaciones. Esto amortiguará el estrés y relajará la
situación conflictiva y para distanciarse un poco del problema.
· CAPACIDAD
DE RELATIVIZAR LA SITUACIÓN: esta habilidad hace referencia a restarle
importancia a las actitudes o consecuencias de una determinada conducta o
comportamiento de los demás. Por ello, es necesario que nosotros sepamos cuando
la otra persona (niño o adolescente en este caso) nos está poniendo a prueba o
midiendo y probando nuestros límites. Así pues, es importante no perder nunca
la calma ni perder de vista el objetivo de nuestra acción y labor educativa,
como también las posibles consecuencias o efectos de una determinada conducta o
comportamiento.