Había una vez una rosa muy hermosa con
sus pétalos aterciopelados de un color rojo brillante. Se sentía de maravilla,
al saber que era la más bella del jardín. Sin embargo, se daba cuenta de que la
gente la veía de lejos. Un día se fijó que al lado de ella siempre había un
sapo grande y oscuro. ¡Por eso nadie se acercaba a verla de cerca! Indignada,
le ordenó al sapo que se fuera de inmediato. El sapo, muy obediente le dijo:
- Está bien, si así lo quieres.
Poco tiempo después, el sapo volvió a
pasar por donde estaba la rosa y se sorprendió al verla totalmente marchita,
sin hojas ni pétalos.
Le dijo entonces:
- Vaya, te ves mal. ¿Qué te pasó?
La rosa triste le contestó:
- Es que desde que te fuiste las
hormigas me han comido día a día y ya nunca pude volver a ser igual.
El sapo sólo contestó:
- Pues claro, cuando yo estaba aquí, me
comía a esas hormigas, y por eso siempre eras la más bella del jardín.
MORALEJA
Y OPINIÓN PERSONAL:
A veces inconscientemente podemos llegar a creer que somos mejor que otras
personas (por ejemplo más atractivos, como piensa la Rosa de este cuento), y
sin querer menospreciamos a otros pensando que no sirven para nada. Sin embargo
todos tenemos algo que ofrecer a los demás, aprendiendo unos de otros y
aceptando al otro tal y como es, independientemente de su aspecto físico (el Sapo
en el cuento). ¡Todos somos igual de especiales e importantes! Hay una cita que
me gusta mucho de la novela Criadas y
Señoras de Kathryn Stockett (también está en la película) muy bonita cuando
Aibileen le dice a
Chiquitina (la niña que cuida) ‘Eres
buena, eres lista, eres importante’.
Este breve cuento
y frase reflejan perfectamente el mensaje de esta moraleja y pienso que es una
lección que todos deberíamos
aprender y aplicar tanto a nosotros mismos como a nuestros hijos, amigos y
gente que nos rodea.
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